Novedades

martes, 21 de diciembre de 2010

Palabra del mes: El Nacimiento

El Nacimiento - El Belén - El Pesebre

La representación del Nacimiento de Jesús es una de las escenas más frecuentes y tempranas en la tradición y en la cultura cristiana. Esta festividad la instituyó el Papa Telesforo (125-136) en el siglo II. Los Evangelios Canónicos son la fuente original de inspiración de la “natívitas” (nacimiento) del Señor, pero los Evangelios Apócrifos nos la relatan con mayores detalles.

La primera escenificación del “nacimiento” se encuentra en la catacumba de San Sebastián en Roma y es del s. IV.- Estas primeras representaciones iconográficas (pinturas y grabados) nos ofrecen una variante importante: hasta el siglo XIII la Virgen aparece acostada ya que ha dado a luz de forma natural, como toda mujer. A partir del s. XIV se representa a la Virgen de rodillas junto a su Hijo ya que el Niño ha nacido de forma milagrosa “como el rayo del sol pasa por el cristal sin romperlo ni mancharlo”.

Todos los grandes maestros de la pintura han inmortalizado en sus obras la escena del Nacimiento: Fra Angélico, Durero, Correggio, El Greco, Ribera, Zurbarán, Rembrandt, Murillo, etc. y entre los escultores merecen destacarse Salcillo en Murcia y Amadeu en Barcelona. Las figuras mas representadas, a parte de Jesús, María y José, son los magos, con incienso, oro y mirra y el ángel que hizo el anuncio a los pastores.

Pero la representación genuinamente popular del Nacimiento de Jesús se debe a San Francisco de Asís que, en Italia, en el año 1223 la reprodujo en el primer “belén” que se conoce. En este “pesebre”, con la mayor sencillez, representó, con figuras de barro, cera y otros materiales a los protagonistas que aparecen en el momento del nacimiento de Jesús. Es su origen franciscano el que determinó la sencillez y la popularidad de estas figuraciones huyendo de la fastuosidad de las representaciones pictóricas y artísticas.

La expansión de la orden franciscana por Italia y, posteriormente, por toda Europa fomentó la costumbre de representar, con figuras, el nacimiento de Jesús. También Santa Clara, fundadora de la rama franciscana femenina (Clarisas) fue protagonista indiscutible de la difusión de los belenes. Italia, España, Portugal y Alemania fueron los países más belenistas.

Tras el descubrimiento del Nuevo Mundo (1492) y por la influencia misionera, el “belén” se incorpora a aquellas culturas originarias que aportan sus elementos nativos, especialmente en las figuras que adornan sus belenes. Merecen especial mención las cajitas, muy decoradas, con innumerables figuritas que elaboran en Perú y Bolivia.

Actualmente, los belenes los encontramos en las iglesias y conventos, en las sedes de organismos muy diversos, en domicilios familiares, en comercios y tiendas y en plena calle. También contamos con “nacimientos” vivientes, en los que el protagonista es el pueblo, algunos con mucha historia y raigambre. Algunos belenes incluyen a Santa Claus, trineos, molinos de viento o castillos medievales. Cuando montar un belén resulta algo complicado y laborioso lo sustituimos con un árbol de Navidad.

A pesar de todo, la mayoría de los Nacimientos tratan de ajustarse a la realidad histórica del hecho que quieren representar y así sus figuras secundarias suelen ser: carpinteros, herreros, panaderos, lavanderas, agricultores y animales como las ovejas, cerdos, cabras, burros, camellos, perros, gallinas. También vemos la gran nevada, el musgo, la tierra o arena, las rocas, los riachuelos, las palmeras, los pinos, la hoguera y especialmente la luna y la gran estrella que guió a los Reyes Magos.

También observamos los pozos con brocal, las casas cubiertas con su pequeña cúpula, las murallas, el palacio de Herodes y hasta el Templo de Jerusalén.

En nuestros belenes no faltan los villancicos con zambomba y pandereta.

En algunos belenes es costumbre no acostar a Niño en la cuna hasta la Nochebuena.

El nacimiento, el belén o el pesebre, en los días del entorno de Navidad es todo un acontecimiento, lo visitan grandes y pequeños, ricos y pobres, hombres y mujeres de todos los niveles y los padres con su hijos. Unos visitan los belenes con fervor religioso, otros por gusto y curiosidad y otros por costumbre. Pero… ¡Vamos todos al Belén!

Fuente: Antonio Marín Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario